No sé si oléis eso desde allí, como una mezcla de sudor y almizcle, a veces suave y dulce y a veces tan fuerte que sientes que te posee y te da arcadas.
Es el olor a sudor de mis huevos. Si lo seguís, podréis encontrarlos y empezar a comérmelos siempre que os hayáis lavado bien los dientes.