A su ritmo de liga sudamericana hay que sumarle su chulería innata: lo de hacer el imbécil en la última jugada no tiene solución. Primero él y después él.
Su tiempo aquí debió terminar el mismo día de Girona.
Eso ya lo demostró cuando se fue gratis del Sevilla y al año siguiente vino llorando porque la jugada no le había salido como él quería y nos tuvimos que gastar el dinero para volver a traerlo.
Su tiempo aquí debió terminar el mismo día de Girona.
Eso ya lo demostró cuando se fue gratis del Sevilla y al año siguiente vino llorando porque la jugada no le había salido como él quería y nos tuvimos que gastar el dinero para volver a traerlo.