Bueno, como prometí, ha llegado el informe técnico de la foto que tanto ha dado que hablar. Anda que he tardado lo mismo que los de Legends. Que sirva como apertura de post desastre, que cada uno ponga lo que le de la gana.
Empecemos pues:
Partimos de esa maravilla.
Empecemos por el espacio del cuadro.
La foto se trata de un formato rectangular horizontal. Es el más usado pues nosotros estamos fisiológicamente diseñados para ver en horizontal.
Este formato se caracteriza por poseer un ratio largo, esta fotografía en concreto cuenta con una relación de aspecto de 1,6:1, por cumplir una función narrativa (la fotografía nos cuenta una historia) y por último favorece el movimiento.
La primera división que vamos a hacer (si, primera división hablando del Málaga, va con cachondeo) es esta. La fotografía se nota que está tomada por un experto porque ha conseguido dividir su encuadre a la perfección. El tercio de la izquierda, ósea, la zona A, normalmente es la zona de mayor estabilidad de la foto, pero la que menos peso visual tiene, pues el ojo tiende a ir rápido hacia la derecha. El protagonista de la zona A sin duda el personaje que parece que ha sido captado justo en el instante en el que ha pisado un clavo y ahí está, retorciéndose de dolor. Por este motivo y para ahorrar tiempo, a partir de ahora será el pisaclavos. En la zona central, zona B, zona de transición, aunque con un gran peso visual por ser el centro de la imagen, nos encontramos con el personaje más entrañable de todos: El Shin-Chan de la Malagueta. Con menos cuello que un muñeco de nieve y pinta de andar algo desorientado. Y, por último, pero no por ello menos importante, tercio de la derecha, zona C, la zona que aporta mayor peso visual y mayor dinamismo a la fotografía: el primo bokerón de John Cobra. En esta zona también se suele ubicar la firma, situada abajo a la derecha. En este caso como la fotografía la ha hecho un genio, ha situado en ese lugar el mayor contraste, la bandera, no sé si de España o de Naranjito, los colores confunden. El autor crea así una montaña rusa de emociones, comenzando en un punto intermedio con la triste historia del pisaclavos, baja el ritmo con la serenidad que transmite el Shin-Chan de la Malagueta y terminando arriba con el ritmo del primo bokerón de John Cobra, firmando con la bandera.
Ampliando un poco más la división, aplicamos la llamada “Ley de los tercios”
La parte alta está ocupada por la cohorte de frikis malaguistas, más peso y estabilidad reducida.
La parte baja es la que menos peso visual tiene, pero la que más estabilidad proporciona a la composición.
La parte media es la zona prioritaria, con más peso visual que en la parte baja y más estabilidad que en la parte alta.
Una vez completada la rejilla se forman los cuatro puntos de cruce, que son los de mayor dinamismo y tensión de la foto. Una vez más el autor demuestra su sabiduría:
El punto de arriba a la izquierda nos lleva a la cabeza del pisaclavos, que crea el dinamismo por el pedazo grito que pega. El punto de abajo recalca el movimiento que está haciendo por el dolor en el pie. El punto de arriba a la derecha nos lleva a la cabeza del primo bokerón de John Cobra, no hace falta decir mucho, seguramente la figura de mayor peso visual. El punto de abajo puede hacer que la mirada siga dos recorridos, y aquí viene una de las genialidades del autor: puedes seguir los brazos que te llevarán hasta la bandera y por ello hasta la salida de la fotografía o puedes seguir el cinturón que está perfectamente colocado para devolverte al primo bokerón de John Cobra y este al recorrido mencionado de los brazos y bandera.
A destacar que el centro de composición (Centro de Impacto Visual) recae justo en la manita del Shin-Chan de la malagueta, que ahora que la veo parece que tiene los brazos de un T-Rex, no es capaz de dar un aplauso porque no le llega una mano a la otra.
Con ello el autor ha situado a los tres protagonistas en los puntos de tensión de la fotografía de una forma clara e intencionada.
Vayamos ahora con la lectura de la imagen. En el mundo occidental la lectura es de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo. Por ello la fotografía tiene un recorrido claro.
Vayamos ahora a la estructura espacia de la imagen.
Las imágenes están construidas sobra la vertical y sobre la horizontal.
El espacio de la imagen se construye sobre la vertical en primer lugar por los planos superpuestos, que dan sensación de profundidad. En primer plano están los protagonistas. En segundo plano el resto de la chirigota y ya en el plano más lejano el estadio. En segundo lugar, entra en juego la variación de tamaño. Aquí puede llegar a ser confuso debido a las masas craneales de los protagonistas, hace que sea difícil apreciar una escala real, pues la cabeza del primo bokerón de John Cobra es como el cuerpo entero del de atrás. Pero bueno, se entiende.
Por último, la cercanía de la escena ocurre debido a que la base de la imagen está cerca, dándonos la sensación de que estamos dentro de la fiesta.
En lo que a ordenación del espacio en horizontal se refiere, se trata de una composición ternaria en la que el mayor peso lo tiene el tercio C, por lo que A+B=C
Vamos ahora a justificar el peso visual de los elementos.
En la posición de la imagen, cuanto más arriba y más a la derecha se encuentre, mayor peso visual, aquí el genio del autor lo hace coincidir con un punto de tensión; si, estamos hablando del cabezón del primo bokerón de John Cobra. A su vez como es obvio a mayor tamaño mayor peso visual, por lo que las tres protagonistas, por razones obvias, cuentan con gran peso visual. El último término por el cual se les concede un gran peso visual es por el aislamiento con el resto de los componentes de la imagen.
Los tres protagonistas cumplen con la Ley de la Mirada, que nos dice que los protagonistas deben tener espacio en la foto hacia donde dirigen la mirada. Una vez más, el genio del autor guía las tres miradas en el orden de entrada y salida del recorrido visual de la fotografía, dejando claro hacia donde debe mirar el espectador.
En resumen, podemos decir que la imagen cumple todas las leyes de la fotografía para ser considerada un fotón: cumple una función narrativa, tiene ritmo, sitúa a los protagonistas en los puntos adecuados, tiene un correcto recorrido de la mirada y cumple las leyes correspondientes, como la de la mirada o la de los tercios. No hacía falta todo este tocho para saber lo que ya sabíamos: la foto es gloria bendita, pero al menos ahora sabéis que técnicamente es perfecta.
Y después de este análisis, dejo el primer cutre montaje de este post, que espero sea exitoso.
Empecemos pues:
Empecemos por el espacio del cuadro.
La foto se trata de un formato rectangular horizontal. Es el más usado pues nosotros estamos fisiológicamente diseñados para ver en horizontal.
Este formato se caracteriza por poseer un ratio largo, esta fotografía en concreto cuenta con una relación de aspecto de 1,6:1, por cumplir una función narrativa (la fotografía nos cuenta una historia) y por último favorece el movimiento.
Ampliando un poco más la división, aplicamos la llamada “Ley de los tercios”
La parte baja es la que menos peso visual tiene, pero la que más estabilidad proporciona a la composición.
La parte media es la zona prioritaria, con más peso visual que en la parte baja y más estabilidad que en la parte alta.
Una vez completada la rejilla se forman los cuatro puntos de cruce, que son los de mayor dinamismo y tensión de la foto. Una vez más el autor demuestra su sabiduría:
El punto de arriba a la izquierda nos lleva a la cabeza del pisaclavos, que crea el dinamismo por el pedazo grito que pega. El punto de abajo recalca el movimiento que está haciendo por el dolor en el pie. El punto de arriba a la derecha nos lleva a la cabeza del primo bokerón de John Cobra, no hace falta decir mucho, seguramente la figura de mayor peso visual. El punto de abajo puede hacer que la mirada siga dos recorridos, y aquí viene una de las genialidades del autor: puedes seguir los brazos que te llevarán hasta la bandera y por ello hasta la salida de la fotografía o puedes seguir el cinturón que está perfectamente colocado para devolverte al primo bokerón de John Cobra y este al recorrido mencionado de los brazos y bandera.
A destacar que el centro de composición (Centro de Impacto Visual) recae justo en la manita del Shin-Chan de la malagueta, que ahora que la veo parece que tiene los brazos de un T-Rex, no es capaz de dar un aplauso porque no le llega una mano a la otra.
Con ello el autor ha situado a los tres protagonistas en los puntos de tensión de la fotografía de una forma clara e intencionada.
Vayamos ahora con la lectura de la imagen. En el mundo occidental la lectura es de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo. Por ello la fotografía tiene un recorrido claro.
Las imágenes están construidas sobra la vertical y sobre la horizontal.
El espacio de la imagen se construye sobre la vertical en primer lugar por los planos superpuestos, que dan sensación de profundidad. En primer plano están los protagonistas. En segundo plano el resto de la chirigota y ya en el plano más lejano el estadio. En segundo lugar, entra en juego la variación de tamaño. Aquí puede llegar a ser confuso debido a las masas craneales de los protagonistas, hace que sea difícil apreciar una escala real, pues la cabeza del primo bokerón de John Cobra es como el cuerpo entero del de atrás. Pero bueno, se entiende.
Por último, la cercanía de la escena ocurre debido a que la base de la imagen está cerca, dándonos la sensación de que estamos dentro de la fiesta.
En lo que a ordenación del espacio en horizontal se refiere, se trata de una composición ternaria en la que el mayor peso lo tiene el tercio C, por lo que A+B=C
Vamos ahora a justificar el peso visual de los elementos.
En la posición de la imagen, cuanto más arriba y más a la derecha se encuentre, mayor peso visual, aquí el genio del autor lo hace coincidir con un punto de tensión; si, estamos hablando del cabezón del primo bokerón de John Cobra. A su vez como es obvio a mayor tamaño mayor peso visual, por lo que las tres protagonistas, por razones obvias, cuentan con gran peso visual. El último término por el cual se les concede un gran peso visual es por el aislamiento con el resto de los componentes de la imagen.
Los tres protagonistas cumplen con la Ley de la Mirada, que nos dice que los protagonistas deben tener espacio en la foto hacia donde dirigen la mirada. Una vez más, el genio del autor guía las tres miradas en el orden de entrada y salida del recorrido visual de la fotografía, dejando claro hacia donde debe mirar el espectador.
En resumen, podemos decir que la imagen cumple todas las leyes de la fotografía para ser considerada un fotón: cumple una función narrativa, tiene ritmo, sitúa a los protagonistas en los puntos adecuados, tiene un correcto recorrido de la mirada y cumple las leyes correspondientes, como la de la mirada o la de los tercios. No hacía falta todo este tocho para saber lo que ya sabíamos: la foto es gloria bendita, pero al menos ahora sabéis que técnicamente es perfecta.
Y después de este análisis, dejo el primer cutre montaje de este post, que espero sea exitoso.
