Creo que habría que diferenciar entre auténticos sin vergüenzas semi delicuentes y jetas de los que incluso ellos no saben ni que lo son.
Vendré luego con uno del primer grupo y pero os traigo del segundo.
Dedos de nabo no tenía permitido salir a ciertas horas de la noche.
En otras anécdotas ya os comenté que la familia era bastante restrictiva con sus horarios porque (y con razón) tenían miedo de mandar al mundo exterior a un chaval cándido en según que relaciones sociales.
El caso es que en el grupo que comenzamos a salir él se encaprichó de una muchacha y se dio cuenta que con los pantalones de pana y la camisa prestada de su padre no iba a poder conquistarla nunca.
Como en esos primeros tiernos años yo era su oráculo me pidió consejo.
Le dije lo que se llevaba en temas de moda para que los chavales camelasen y se fue con su madre (os parecerá infantil pero es una costumbre de pueblo que se esta perdiendo) a comprar ropa.
Al siguiente día vino todo emocionado a enseñarme la ropa.
Comenzó a sacarlas de bolsas y ponerlas encima de la cama y mi cara, a cada prenda, se convertía en cada vez más en el de la mortaja.
-¿Qué es esto tío?
-Lo que me dijisteh ayé.
-Esto no tiene nada que ver cojones.
-Pues la de la tienda nos dijoh que e lo que se lleva ahora.
La madre, con toda la buena intención (y seguro que el ahorrarse unos euretes) en vez de llevarlo a Sierpes se lo llevó a Modas María Luisa en el pueblo y dejó en manos de la señora de 65 años que la regentaba decidir qué debía llevar un chaval para ligar en la época de Bisbal dando saltos y Beth en eurovisión.
Aquello parecía una caja del tiempo de la posguerra.
Camisas con menos estructura que el Sevilla de Sampaoli, pantalones más rectos que un soldao en Melilla y zapatos de ir a pedir con el Domus.
Un desastre.
Total, que se queda planchao, porque esa noche era Viernes y salíamos e iba a ver a la muchacha y le digo.
-Mira, hoy te voy a vestir yo y tú le vas cogiendo el rollo y la próxima vez vas tú solo a comprarte la ropa sin tu madre.
Efectivamente lo visto, su camiseta entallaita de la época, le meto vaqueritos acampanados bisbaleros y unos zapatos medio de punta que se llevaban entonces.
Le cedo la joya de la corona con tu colgantito y pulsera Viceroy calsaítos y le cambio hasta el tupé un poco para la ocasión (todavía lo lleva como se lo puse ese día de 2003).
Total, que salimos y la muchacha, acostumbrada a verlo con una soga de cuadra como cinturón, le dice que esta muy guapo y tal y cual.
Esa noche se da un par de besitos con los labios de pimiento morrón que tiene y vino en el coche de vuelta como si a un chimpancé le metes dos gramos de cocaína, sin parar de moverse, dando saltos y muy alegre.
Aquello despertó en él la necesidad de vestir bien, fue como descubrir un truco secreto en el Mario Bros, lo que parecía que le iba a llevar 10 pantallas, la imagen se lo había dejado en 2.
Total, desde aquel día no hubo finde que no viniera por casa a pedirme algo suelto.
Una camisa, un pantalón, chaqueta, lo que tocara.
Total, que a Dedos de nabo las cosas le empiezan a ir mejor, aunque coincidimos poco por tema laboral y durante bastante tiempo no salíamos en el mismo grupo por eso mismo.
Él me enseñaba su coche nuevo (por supuesto, totalmente fuera del alcance de su nómina) y SMSs de las chavalas con las que estaba ligando en la época porque había aprendido el truco de ligar y ahora era imparable.
Total, que muchos meses después cuadra que quedemos para salir y nos habíamos metido en octubre y no tenía chaquetas en esa casa ese día y le pido si me puede dejar una.
Me invita a su casa y me mete en su cuarto y me dice que abra el armario (provenzal) y coja la chaqueta.
Cuando abro las puertas se me quedan los ojos a cuadros.
Podía haber allí como 30 camisas, 20 pantalones, chandals, gorras, zapatos y hasta un reloj que eran todo míos.
Si pudiera haber hecho un recuento, prácticamente el 80% del armario era mío.
El hijoputa se había ido quedando con toda la ropa que le había ido prestando durante meses y no solo eso.
La madre había vendido de segunda mano en el pueblo otro montón más para comprarse él ropa del mismo estilo que yo le estaba prestando.
Cogí dos bolsas de basura y me llevé todo de nuevo a mi casa.
Esa misma noche me hizo otra de jeta que solía hacer cuando salía con los del pueblo.
Pero claro, yo sabía dividir.
El cabrón se pedía un JB con Redbull, 7/8 pavos y yo me pedía un refresco solo 2 euros, pues el cabronazo pedía una ronda y te decía.
-Yo pago esta y tú la siguiente.
Y cuando volvíamos a pedir yo me pedía otro refresco y el cabronazo otro JB con Redbull.
Le pido la diferencia y me dice que eso como va a ser, que estábamos pidiendo todo al 50%.
En fin, cosas.
Me gusta diferenciar entre Jetas porque no dan pa más, Jetas que saben lo que hacen y sin vergüenzas.
En este caso era más por limitaciones que por otra cosa.