Vuelven los 90´s: La caza del pijo.
- Autor RoZMaN
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Dedos de nabo se había quedado soltero hacía poco y esto nos estaba causando problemas a todos los de su alrededor.
Los problemas venían, principalmente, porque sus artes de apareamiento se habían quedado en ese eslabón perdido entre el mono y el homo sapiens. Podría extenderme largamente pero resumiré todo compartiendo su frase preferida para "romper el hielo":
-Niña, tengo un zaco de limones en la mesilla de noche.
-¿Para qué?
-Pa quitarte la cara de gusto cuando te coma er coño.
Esto podía soltarlo a los dos minutos de haber conocido a la fémina en cuestión y he de decir que el ratio de guantazos era sorprendentemente bajo para lo que merecía.
El caso es que una noche me pidió que lo acompañara a una disco de un pueblo cercano ya que un amigo nuestro había comenzado a trabajar allí de camarero y le había prometido alguna copa y dedos de nabo no rechazaba algo gratis jamás.
Allí nos fuimos ya entrada la madrugada.
Cuando llegamos comenzamos a hacer lo que nos gustaba llamar "tentaeros". Nos apoyábamos en una zona alta del local, divisábamos a dos lugareñas de buen ver, bajábamos cerca de ellas, dedos de nabo se ponía a contorsionarse y a echar miradas asesinas a los potrillos de alrededor y cuando ya habíamos separado de la manada a las hembras, yo tenía que hablarles porque el otro interlocutor no estaba para diplomacias.
Aquel día la cosa estaba bastante floja, eran Carnavales y la gente se había ido por ahí a otras fiestas e incluso algunos de los parroquianos iban disfrazados, algo que no ayudaba a la labor de tentaeros, por lo que me fui directamente a sentarme a la barra a hablar con nuestro amigo, ya que estaban medio recogiendo la barra para cerrar y estaba algo más tranquilo.
Dedos de nabo se quedó dando vueltas solo.
No llevaría media hora hablando con mi estimado amigo cuando dedos de nabo me acerca su aliento a JB al oído y me dice:
-No te de la vuerta cabesa. Hemo ligao.
Entre el olor a borracho y lo que significaba esa frase se me pusieron los pelos de punta.
Dedos de nabo era conocido por tener un gusto particular y por coincidir poco sus adjetivos describiendo a sus amantes con la realidad final de las mismas.
Pero ahí no acababa la cosa.
-Le je contao una mintirijilla. Le je dicho que somo guardia sivile y que estamo destinao en Pamplona y que no vamo mañana pa allá.
Mi cuello no podía ya soportar mi cabeza.
-Date la vuerta, la mía e la der pantalón blanco.
Como si fuera Melendi en la Voz, empecé lentamente a dar la vuelta en el asiento giratorio de la barra deseando que no hubiera nadie al terminar el giro, pero no hubo suerte. Delante mía, dos pobres chicas con lo justo para hablar y no caerse, con flequillo planchado y rizos, lentejuelas y vaqueros que, probablemente, Amancio Ortega había diseñado para otra morfología corporal distinta.
-Buena noshe, agente -dijo la del pantalón blanco.
Imagino que si alguien estaba viendo mi cara desde fuera creería que esa chica me había comunicado la muerte de un ser querido.
-Le je contao que no vamo mañana (codazo) -la sutileza tampoco era una de las características de dedos de nabo- y no jan invitao a zu casa a tomarno argo, que ya van a cerrá.
Miré hacía atrás buscando la complicidad de mi amigo el camarero, él sabía por lo que estaba pasando porque lo había vivido en primera persona alguna vez y el muy cabrón solo dijo "pasadlo bien".
Nos montamos en mi coche, la chica que se suponía que "me había tocado" se sentó en el copiloto y mientras mi amigo y su amiga se manoseaban detrás.
Llegamos al bloque. Un octavo. Dos habitaciones.
Nos sentamos los 4 en el salón. Nos pusieron una copa a cada uno.
No llevaríamos ni 10 minutos y la chica del pantalón blanco le dijo a dedos de nabo "te voy a enseñar la casa". Como si estuviéramos en el Prado y no en un piso de 60 metros cuadrados con terrazo y gotelé.
Por supuesto el tour empezó y acabó en la habitación de la susodicha y yo me quedé en una "comodísima" situación con la amiga.
Yo estaba en un sofa de dos plazas junto a la chica:
-Mujer, me voy a poner en este otro sofá que estamos como latas de sardinas.
-No hase farta, agente, así no me pasa ná.
(Como si te fuera a pasar algo).
El silencio en el sofá era atronador, acompañado de los cuchicheos de dedos de nabo y la susodicha en la habitación de al lado.
De pronto me di cuenta, mi salvación. Era la final del Falla, de aquellas que duraban hasta bien entrada la madrugada. Yo no soy especialmente amante de los Carnavales, sí me gusta escuchar las 3/4 agrupaciones mejores de cada año pero no me he visto una final entera en mi vida.
-Coño, ¡La final del Falla!
La cara de la muchacha era un poema.
Yo hacía tiempo. Mira este ganó el año pasado. ¡Qué letra! Qué buen tipo llevan este año.
La muchacha veía que se le escapa la oportunidad y que en un rato me tenía que volver a Pamplona (je) e hizo dos amagues de sentarse al lado.
La situación estaba pasando de bizarra a dar auténtica pena, pero entonces me acordé de un detalle, sonreí y supe que a la noche le quedaba poca mecha.
Y entonces, el alarido.
-¡Me cagontumuerto!
Esa frase becqueriana no podía haberla soltado otra persona que mi amigo dedos de nabo.
Medio a vestir, con los vaqueros bajados y metiéndose la camisa por dentro apareció el susodicho por la puerta del salón. Yo sonreía, no era la primera vez que nos íbamos corriendo de algún lado después de una actuación de este tipo con una muchacha:
-Ha sido un placer, muchísimas gracias por la hospitalidad. No te pierdas la próxima agrupación que es buenísima.
La muchacha parecía que estaba viendo una película de Buñuel, uno con la cara colorá vistiéndose, su amiga gritando desde la habitación y otro recomendando agrupaciones de carnaval.
La puerta del piso daba justo a la puerta del ascensor. Recordemos que era un octavo, por lo que durante un largo minuto tuvimos que aguantar a la chica del vaquero blanco con medio sujetador por poner y descalza soltarnos improperios desde la puerta, por casualidad todos acababan en -ón.
Nos metimos en el ascensor, no sin antes soltar dedos de nabo un "a mamarla" con esa voz sedosa que le caracteriza.
-Los puntos, ¿Verdad?
-Lo muerto la tía, mira que la disho que con cuidao.
Dos semanas antes dedos de nabo se había operado del frenillo y tenía el nabo, según sus palabras "como un zaco pienso".
En su cabeza sonaba espectacular y le había pedido a una chica borracha y con prisas por la pronta marcha de su amante a Pamplona que le hiciera una gayola delicadamente y ésta, que delicado solo parecía tener el suavizante de la ropa, le había echado el pellejo pa atrás como si quisiera abrir un paraguas en una lluviosa noche de marzo.
-No te preocupes, que te lo miren mañana en la casa cuartel.
-Tu muerto, amono pa caza ya.
Los problemas venían, principalmente, porque sus artes de apareamiento se habían quedado en ese eslabón perdido entre el mono y el homo sapiens. Podría extenderme largamente pero resumiré todo compartiendo su frase preferida para "romper el hielo":
-Niña, tengo un zaco de limones en la mesilla de noche.
-¿Para qué?
-Pa quitarte la cara de gusto cuando te coma er coño.
Esto podía soltarlo a los dos minutos de haber conocido a la fémina en cuestión y he de decir que el ratio de guantazos era sorprendentemente bajo para lo que merecía.
El caso es que una noche me pidió que lo acompañara a una disco de un pueblo cercano ya que un amigo nuestro había comenzado a trabajar allí de camarero y le había prometido alguna copa y dedos de nabo no rechazaba algo gratis jamás.
Allí nos fuimos ya entrada la madrugada.
Cuando llegamos comenzamos a hacer lo que nos gustaba llamar "tentaeros". Nos apoyábamos en una zona alta del local, divisábamos a dos lugareñas de buen ver, bajábamos cerca de ellas, dedos de nabo se ponía a contorsionarse y a echar miradas asesinas a los potrillos de alrededor y cuando ya habíamos separado de la manada a las hembras, yo tenía que hablarles porque el otro interlocutor no estaba para diplomacias.
Aquel día la cosa estaba bastante floja, eran Carnavales y la gente se había ido por ahí a otras fiestas e incluso algunos de los parroquianos iban disfrazados, algo que no ayudaba a la labor de tentaeros, por lo que me fui directamente a sentarme a la barra a hablar con nuestro amigo, ya que estaban medio recogiendo la barra para cerrar y estaba algo más tranquilo.
Dedos de nabo se quedó dando vueltas solo.
No llevaría media hora hablando con mi estimado amigo cuando dedos de nabo me acerca su aliento a JB al oído y me dice:
-No te de la vuerta cabesa. Hemo ligao.
Entre el olor a borracho y lo que significaba esa frase se me pusieron los pelos de punta.
Dedos de nabo era conocido por tener un gusto particular y por coincidir poco sus adjetivos describiendo a sus amantes con la realidad final de las mismas.
Pero ahí no acababa la cosa.
-Le je contao una mintirijilla. Le je dicho que somo guardia sivile y que estamo destinao en Pamplona y que no vamo mañana pa allá.
Mi cuello no podía ya soportar mi cabeza.
-Date la vuerta, la mía e la der pantalón blanco.
Como si fuera Melendi en la Voz, empecé lentamente a dar la vuelta en el asiento giratorio de la barra deseando que no hubiera nadie al terminar el giro, pero no hubo suerte. Delante mía, dos pobres chicas con lo justo para hablar y no caerse, con flequillo planchado y rizos, lentejuelas y vaqueros que, probablemente, Amancio Ortega había diseñado para otra morfología corporal distinta.
-Buena noshe, agente -dijo la del pantalón blanco.
Imagino que si alguien estaba viendo mi cara desde fuera creería que esa chica me había comunicado la muerte de un ser querido.
-Le je contao que no vamo mañana (codazo) -la sutileza tampoco era una de las características de dedos de nabo- y no jan invitao a zu casa a tomarno argo, que ya van a cerrá.
Miré hacía atrás buscando la complicidad de mi amigo el camarero, él sabía por lo que estaba pasando porque lo había vivido en primera persona alguna vez y el muy cabrón solo dijo "pasadlo bien".
Nos montamos en mi coche, la chica que se suponía que "me había tocado" se sentó en el copiloto y mientras mi amigo y su amiga se manoseaban detrás.
Llegamos al bloque. Un octavo. Dos habitaciones.
Nos sentamos los 4 en el salón. Nos pusieron una copa a cada uno.
No llevaríamos ni 10 minutos y la chica del pantalón blanco le dijo a dedos de nabo "te voy a enseñar la casa". Como si estuviéramos en el Prado y no en un piso de 60 metros cuadrados con terrazo y gotelé.
Por supuesto el tour empezó y acabó en la habitación de la susodicha y yo me quedé en una "comodísima" situación con la amiga.
Yo estaba en un sofa de dos plazas junto a la chica:
-Mujer, me voy a poner en este otro sofá que estamos como latas de sardinas.
-No hase farta, agente, así no me pasa ná.
(Como si te fuera a pasar algo).
El silencio en el sofá era atronador, acompañado de los cuchicheos de dedos de nabo y la susodicha en la habitación de al lado.
De pronto me di cuenta, mi salvación. Era la final del Falla, de aquellas que duraban hasta bien entrada la madrugada. Yo no soy especialmente amante de los Carnavales, sí me gusta escuchar las 3/4 agrupaciones mejores de cada año pero no me he visto una final entera en mi vida.
-Coño, ¡La final del Falla!
La cara de la muchacha era un poema.
Yo hacía tiempo. Mira este ganó el año pasado. ¡Qué letra! Qué buen tipo llevan este año.
La muchacha veía que se le escapa la oportunidad y que en un rato me tenía que volver a Pamplona (je) e hizo dos amagues de sentarse al lado.
La situación estaba pasando de bizarra a dar auténtica pena, pero entonces me acordé de un detalle, sonreí y supe que a la noche le quedaba poca mecha.
Y entonces, el alarido.
-¡Me cagontumuerto!
Esa frase becqueriana no podía haberla soltado otra persona que mi amigo dedos de nabo.
Medio a vestir, con los vaqueros bajados y metiéndose la camisa por dentro apareció el susodicho por la puerta del salón. Yo sonreía, no era la primera vez que nos íbamos corriendo de algún lado después de una actuación de este tipo con una muchacha:
-Ha sido un placer, muchísimas gracias por la hospitalidad. No te pierdas la próxima agrupación que es buenísima.
La muchacha parecía que estaba viendo una película de Buñuel, uno con la cara colorá vistiéndose, su amiga gritando desde la habitación y otro recomendando agrupaciones de carnaval.
La puerta del piso daba justo a la puerta del ascensor. Recordemos que era un octavo, por lo que durante un largo minuto tuvimos que aguantar a la chica del vaquero blanco con medio sujetador por poner y descalza soltarnos improperios desde la puerta, por casualidad todos acababan en -ón.
Nos metimos en el ascensor, no sin antes soltar dedos de nabo un "a mamarla" con esa voz sedosa que le caracteriza.
-Los puntos, ¿Verdad?
-Lo muerto la tía, mira que la disho que con cuidao.
Dos semanas antes dedos de nabo se había operado del frenillo y tenía el nabo, según sus palabras "como un zaco pienso".
En su cabeza sonaba espectacular y le había pedido a una chica borracha y con prisas por la pronta marcha de su amante a Pamplona que le hiciera una gayola delicadamente y ésta, que delicado solo parecía tener el suavizante de la ropa, le había echado el pellejo pa atrás como si quisiera abrir un paraguas en una lluviosa noche de marzo.
-No te preocupes, que te lo miren mañana en la casa cuartel.
-Tu muerto, amono pa caza ya.
Jajajajjaja mientras me introducía en la historia cual verga roccosifrediesca en una pornstar de los 90 (ya que estamos con los similes becquerianos) me parecía haber vivido eso mismo en mis carnes... Pero no!!! Menudo giro argumental final!!! Bravo!!!
P.d: dedos de nabo ya forma parte de los grandes mitos literarios...
De valencina tenías que ser, pero no intentes apropiarte la rivalidad que tenemos con La Algaba, sois una aldea
Última edición:
Doy fe, pero la Algaba siempre ha tenido tela, y la sigue teniendo
Pues yo cuando ha aderezado las historias con caballos, criadores de cuadras y demás, pensaba que su aldea era Bonanza, provincia de Cádiz.
PD, si os suena Bonanza como serie de TV quiere decir que la vacuna os tocó en la primera ronda.
Ese tiene toda la cara del nota se 30 monedas
BONUS TRACK (WINDE SIEMPRE EN MI RECUERDO)
Estoy por solicitar cambio de nick al Führer
Yo voy a contar una de un nota que conozco.
En San Juan es tradición hacer botellón en la playa. En el Prat tenemos una y bien hermosa, pero a unos 5km del municipio.
El caso que el sujeto en cuestión se fue de fiesta con su grupo de amigos y del morao que pilló se quedó dormido.
A los amigos no se les ocurrió otra gracia que dejarlo allí tirado para que volviese pateando a casa con la resaca.
Al final la vuelta fue más dolorosa de lo previsto, se habían aprovechado de su estado y le robaron su virilidad.
El nota llegó con el ano desgarrado a su casa y tuvo que explicarle todo a sus padres para que lo llevaran al hospital de Bellvitge.
En San Juan es tradición hacer botellón en la playa. En el Prat tenemos una y bien hermosa, pero a unos 5km del municipio.
El caso que el sujeto en cuestión se fue de fiesta con su grupo de amigos y del morao que pilló se quedó dormido.
A los amigos no se les ocurrió otra gracia que dejarlo allí tirado para que volviese pateando a casa con la resaca.
Al final la vuelta fue más dolorosa de lo previsto, se habían aprovechado de su estado y le robaron su virilidad.
El nota llegó con el ano desgarrado a su casa y tuvo que explicarle todo a sus padres para que lo llevaran al hospital de Bellvitge.
Última edición:
Sólo y borracho, quiero llegar a casa!
Magníficas las historias, joder, para meterlas en el Kindle. Gracias Zack, Rozman, etc. A ver si se pasa Rumbo por aquí también.
Aquí uno que iba a Portaceli (lo siento mucho, Tedeum) y que mamó la tensión de la época. Recuerdo cuando estaba en el equipo de futbol y salía tarde de entrenar y por allí se paseaban el “Vaquilla”, el “Gordillo” (el “Gordillo grande”, el “Gordillo chico”,…) etc. El entrenamiento acababa cuando llegaba a la puerta de mi casa. Por otro lado, mis primos eran de los “chungos”. Hubo una ocasión en la que estaban mangando a todo mi grupo de amigos y cuando ya me iban a quitar mi Casio se escuchó de fondo “a ese no, que es primo mio”…
Veraneando en Chipiona también recuerdo noches gloriosas, pero ahí me juntaba con los que le pegaban a los pijos. Hubo uno, Moi se llamaba, que tuvo un episodio con una pistola por el campo del Sevilla…
La vacuna, en julio/agosto.
Aquí uno que iba a Portaceli (lo siento mucho, Tedeum) y que mamó la tensión de la época. Recuerdo cuando estaba en el equipo de futbol y salía tarde de entrenar y por allí se paseaban el “Vaquilla”, el “Gordillo” (el “Gordillo grande”, el “Gordillo chico”,…) etc. El entrenamiento acababa cuando llegaba a la puerta de mi casa. Por otro lado, mis primos eran de los “chungos”. Hubo una ocasión en la que estaban mangando a todo mi grupo de amigos y cuando ya me iban a quitar mi Casio se escuchó de fondo “a ese no, que es primo mio”…
Veraneando en Chipiona también recuerdo noches gloriosas, pero ahí me juntaba con los que le pegaban a los pijos. Hubo uno, Moi se llamaba, que tuvo un episodio con una pistola por el campo del Sevilla…
La vacuna, en julio/agosto.
Que le quiten a uno el reloj Casio. Un clásico, jajaja
Delante de mi casa están las Salesianas de Nervión. Los fines de semana venían gitanos al colegio. Les darían algo allí. Y ya de paso nos mangaban todo lo que podían. Jajaja
A un amigo le quitaron el Casio y a mi estuvieron a punto de quitarme la bici. Mi hermana estaba montada de paquete con un amigo y fue la que se resistió hasta que llegué yo y llamé a mi padre para que bajara. El gitano dijo "que la bici era una igual que le habían quitado a él", si no recuerdo mal.
Otra cosa que recuerdo de chico es estar jugando en los bloques de pisos del "barrio de al lado". Salí solo para volver a mi casa y de pronto me ví rodeado de un grupo de unos 10 gitanos que decían que les habían insultado y yo era uno de ellos. Si eso ocurrió, yo no fui. Quizás por eso no me puse nervioso, les dí la espalda y seguí andando tranquilo hasta llegar a mi casa.
En el grupo había 2 o 3 gitanas que insistían en que yo era de los que las había insultado.
Probáblemente eso fue una versión de "caza del pijo" (versión ochentera) de la que salí ileso. Jajaja
Última edición:
Esa excusa era un clásico. Recuerdo una anécdota de infancia, más inocente, pero bueno, la cuento ya que estamos. Después de años jugando con un Mikasa más duro que la rodilla de una cabra (o con balones deshinchados y despellejados) a uno de mis amigos le echaron de reyes un flamante "Etrusco", el balón del Mundial'90. Era igual que en la tele. Blandito, brillante, una delicia para jugar. Todos mirando el etrusco como si fuese algo de lo que no somos dignos. Una videoconsola no nos hubiera hecho más ilusión.
Nos fuimos a estrenarlo a un descampado, todos los niños flipando con el etrusco, hasta que uno se emociona más de la cuenta y le pega un bojigón que lo embarca en la casa de unos gitanos. Llamamos la puerta para recuperarlo pero no abrían.
Las hora posteriores las pasamos entre la ilusión de recuperarlo y los insultos al cafre que lo había embarcado. Al día siguiente volvimos para probar suerte y nos encontramos a las gitanas sentadas en la puerta y los niños jugueteando por allí con el etrusco. Le contamos la historia para que nos devolvieran el balón pero ni de coña, "que ese balón se lo habían comprado ellas a los niños en el corte inglés". Esa sensación ya no se te olvida en la vida.
En la esquina de las calles Espinosa y Cárcel con Santa María Mazarello están los pisos de "la Sevillana (de electricidad). No sé si te refieres a esos. Ahí he jugado yo tela de chico y tenía muchos amigos en esa calle. Todos eran hijos de empleados de la Sevillana y acabaron TODOS trabajando allí (hoy Endesa)
"Bejigon"? De que planeta viniste Diego? Aquí de toda la vida el término empleado era BEJIGASO
Enviado desde mi Mi MIX 2 mediante Tapatalk
A mi me echaron para la comunión un "Tango adidas" (el del mundial 82, creo) Nos hartamos de jugar con él en mi barrio hasta que alguien me lo embarcó. Cayó al "barrio de al lado" y desapareció. Luego un amigo tuvo otro tango y ese lo embarqué yo. Y también se perdió. Había alguien en el otro barrio que coleccionó balones el hijo de p*ta. Con Mikasa también he jugado yo. Mítico ese balón. Había que tenerle respeto.
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Casi! Con Divino Redentor
Divino Redentor es "la prolongación" de Santa María Mazzarello. La misma calle luego pasa a llamarse "Ventura de la Vega" (donde está hoy la peña sevillista San Bernardo). Y ya llegas al campo del Sevilla. Yo vivo a 700 metros escasos del RSP.
En la calle Divino Redentor en esa esquina están "los pisos de los médicos". Pisos bastante buenos.
Hostiaaasssss!!!! El tango!!!!! También fue mi regalo de comunión... Cuatro años después me compraron el Azteca (México 86) madre mia... Qué retrotraccion acabo de tener!!! Jajaj