1.880. El conocido como el lagarto de la catedral es realmente todo un cocodrilo del Nilo, que como todo el mundo sabe fue un regalo del sultán de Egipto al rey Alfonso X el Sabio, cuya hija Berenguela pretendía desposar. A Alfonso X no la pareció bien el enlace, pero se quedó, entre otros regalos, con el cocodrilo que venía vivito y coleando y que cuando murió se disecó según la técnica de la época y se colgó en ese lugar donde muchísimas generaciones de sevillanos, siendo niños, nos hemos asombrado con su vista.