La catedral ni se veía, y lo que podía verse daba pena. La destrucción de la piedra era tremenda. Pero lo chungo era el carril bus de la calle San Fernando, que iba en sentido contrario. Gloria bendita salir de ese rectorado y jugarte la vida. Por cierto, en esa época, mucho de los ciclistas, como el que aparece en la foto, llevaban carteles de carirl bici ya! Otro cambio enorme de la ciudad.