VOL1: LA MANTECA
@ZaCk te sigo lo que decías del lenguaje invisible con radiofrecuencias lisérgicas y demás.
Creo que uno de los defectos de los últimos milenios de humanidad, incrementado estas últimas décadas, es confiar demasiado en los sentidos que más usamos, vista y oído. Y la comunicación entre animales va mucho más allá. Es la base de todo lo que se ha escrito sobre las puertas de la percepción desde William Blake en adelante.
Como sabe todo dios desde los ensayos de Paracelso, las drogas (incluyo el alcohol aquí) igual que para ciertas cosas te dejan medio mongolo, te hacen mucho más perceptivo para otras, entre ellas los matices del lenguaje corporal o los olores.
Y el sexo está ahí. Y si algo he aprendido en 44 años y más de tres dígitos de relaciones consentidísimas y sin transacciones monetarias es que a todo el mundo le gustaría follar todo el tiempo.
Cuando estás ciego lo percibes, lo ves tan claro como cuando estás sobrio ves una oportunidad de negocio o un sitio donde aparcar. Y, lo mejor es que la otra persona lo percibe igual, fijándose en tus movimientos de ojos, tu gesticulación o incluso cómo huelas o si tu piel está más o menos encendida.
A eso súmale que, seamos más progres o más rancios, es impepinable que las mujeres en general están sometidas a un abordaje sexual casi continuo, bajo lo que tienen que desarrollar empalizadas defensivas como sea para no acabar viéndose obligadas a hacer algo que ni quieren, ni les apetece una mierda. Si bajo la desinhibición de las drogas pueden permitirse unas vacaciones de toda esta mierda y en ti perciben un lenguaje corporal similar al suyo de desinhibición y gustosa tranquilidad... BOOOM. Homenaje compartido. Porque a todo el mundo le gusta más divertirse que tener que defenderse de capullos.
Yo he follado nada, poco o mucho o muchísimo por épocas. Y entre las enseñanzas vitales que quiero transmitirle a mi hija es que cuando el escenario y los actores sean adecuados, vaya directa, como se va en una película de John Carpenter. Mi vida sexual cambió en el momento en el que me permití soltar frases como "ambos sabemos que vamos a acabar follando esta noche desde hace como hora y media" o "venga, vámonos todos a follar, que para estar aquí, seguimos con lo mismo, pero aún más divertido".
Cosas que SOLO funcionan cuando la complicidad física con esa persona se pone de manifiesto y las drogas te ayudan a percibirla. Y siempre desde la tranquilidad, no presa del ansia de querer hincársela a un trozo de chopped. Lo que sería el tercer punto de la teoría, la filosofía.
No hay nada más de gilipollas que la cosificación, ya que si no haces que la otra persona se sienta tan cómoda como para permitirse brillar, vas a conseguir mucho menos y de infinita peor calidad. O eres mongolo o tienes que tener un traumita nivel Ted Bundy para no darte cuenta de que jugar en cooperativo es siempre mejor que contra una máquina a la que encima has capado.
@sevillistagirona entró en el cuarto oscuro, sintió el rollo que había y desde la complicidad se ofreció, incluso desde la humildad de reconocerse como un actor secundario al que le sobraba en ese momento con eso. Como se deben hacer las cosas.
La última vez que me vi en un plan similar al que cuenta mi buen amigo
@Zmork pero con más pastillas encima de las que se reparten en San Juan de Dios en lugar de LSD, fue porque estábamos hablando con una pareja de amigas (que se querían liar entre ellas) acerca de donde ir una vez cerrado el local y propuse "irnos a casa a follar como la opción más top para seguir con la fiesta".
Y tenía razón. Pero sin el clima de desinhibición, percepción agudizada y confianza compartida generado las horas previas bajo las drogas y una sesión de electrónica gloriosa, hubiese acabado sin pareja y en psicoterapia. Y con toda la razón.