Yo creo que sus intenciones no eran malas, pero sus formas le perdieron.
Buen tío. Tremendamente tosco en sus formas. El típico delegado de clase de biología o el que montaba un tinglado para retrasar un examen que solo él no se había estudiado.
Pero con un corazón grande. Tenía niños pequeños.
Yo creo que él perdió los papeles cuando vio a lo que podía aspirar como médico de familia en Granada si no ponía el culo al sistema. A la más mísera nada.
Y se rebeló contra los que organizaron un sistema de enriquecimiento de directivos elegidos a dedo que nunca trabajaron en las trincheras.
No es mi forma de ver las cosas pero comprendo que quisiera liderar una revolución contra el abuso silencioso de 30 años de SAS.