La vida te da y te quita. Dios aprieta pero no ahoga. Se cierra una puerta pero se abre una ventana.
La segundas oportunidades vienen disfrazadas muchas veces en formas completamente inesperadas y es por ello que son maravillosas.
El principio del nuevo milenio fue todo un reto para las nuevas generaciones que tenían que aprender, sin tutoriales ni experiencia propia, sobre el funcionamiento de la hinternec y los distintos personajes, estafas, lenguaje y vías de comunicación.
Cuando querías comunicarte con otro ser humano, sobre todo cuando tenía que ver con artes amatorias, había que armarse de paciencia porque el proceso era algo tedioso y, en la mayoría de las ocasiones, infructuoso.
Ahora antes de quedar con alguien puedes haberle visto las fotos del verano de 2019, conocer sí le va Lars Von Trier o Los Serranos e información que me da hasta vergüenza reconocer que he llegado a conseguir.
Entonces tenías que lidiar con un nombre de chat que, en la mayoría de ocasiones, tan solo te podía dar la información del color del pelo, la edad o su lugar de procedencia. Después tenías que pasar por una serie de etapas y mantenerte simpático hasta que, finalmente, la susodicha te mandaba una foto y resultaba que era prima hermana de Cristina Almeida.
5 horas de tu vida que podrías haber estado usando en petardas.com
Dedos de nabo, como seguramente ya habréis adivinado, no era muy ágil en estas nuevas formas de comunicación. Primero, porque se requiere paciencia y, segundo, porque la escritura no estaba entre sus habilidades más destacadas.
-Vecino, vent ksa y mexa 1 mano. -decía el SMS.
Era Verano y la vida todavía no me había regalado impuestos o hipotecas que pagar así que allí fui.
-Llevo hablando con esta do hora y me queao etancao.
Dedos de nabo tenía abierta una ventana de Messenger y en ella aparecía una larga conversación. Eché un vistazo por encima y aquello era horrible. Faltas de ortografía, bromas obscenas y todo lo que viene en el "No hacer" del manual de ligar por internet.
-Armer favor y escríbele como zi fuera yo.
Esto es algo que hacía a menudo, se me daba bien el flirteo online y en alguna ocasión había conseguido erótico resultado para otros amigos.
Me hizo un briefing rápido de la situación. Era una amiga de Madrid de su prima que estudiaba allí, llevaba aquí dos días y habían venido varias amigas a pasar unos días en el pueblo.
Mi cabeza comenzó a funcionar a toda velocidad.
De Madrid, a un pueblo en verano que esta muerto, varias amigas, el gancho de la prima que suaviza una hipotética quedada.
Me puse los guantes de trabajar y me puse a la faena. En menos de una hora la susodicha estaba entregada con Dedos de Nabo, no en vano era un enamorado de la poesía, como ella (guiño), le iban los carnavales porque tuvo un novio gaditano y se sorprendió mucho de que Dedos de nabo hubiera estado dos veces ya en las tablas del Falla y acabó rindiéndose cuando le contó(te) que todas las noches de verano se juntaba con su vecino a ensayar canciones ya que tenían previsto sacarse un dinero cantando por bares.
Había quedada para esa misma noche todas ellas, Dedos de nabo y yo mismo en el parque al lado nuestra, ellas se ofrecieron a llevar el alcohol.
-Cíñete a decir sí, no y poco más. Como hables más de dos frases nos van a pillar. Y no te cojas una papa gorda que se te van a ver las costuras.
Estas fueran las dos únicas instrucciones a las que tenía que ceñirse Dedos de nabo.
Yo llevé mi guitarra y mi compañero el cajón. No hay que explicar que Dedos de nabo tocando el cajón flamenco era como escuchar caer una Secuoya encima de un tejado de uralita.
Nos presentamos e hice que Dedos de nabo y la chica se pusieran juntos. Yo me senté enfrente.
La noche iba bien, cantamos algunas canciones, Dedos de nabo se portaba bien y escuchaba atentamente lo que la chica le decía al oído, sonreía, asentía con la cabeza y no hablaba. Todo iba viento en popa.
El hielo había muerto. Vi entonces una jugada buena. Yo tenía una pretendiente al lado mía desde la segunda canción y vi un hueco para comprobar si lo que creía era real. Le dije que me acompañara a comprar hielo porque iba a coger una nevera de mi casa para que no se derritieran tan rápido y necesitaba ayuda.
Así lo hice. Efectivamente la susodicha quería tema y cuando llegamos a casa hubo movimiento, no de oreja y rabo, porque había que volver, pero lo justo para crear unas buenas brasas para una fogata posterior, esto nos llevaría una media hora.
Cuando llegué aquello era desolador.
Dedos de nabo, ante la falta de hielo, se había bebido media, si no más, de JB solo. Tenía los cachetes coloraos como si se hubiera maquillado a oscuras y tenía agarrada a la chavala por el cuello con la delicadeza de un yugo encima de un buey del simpecao de Almonte. Para mejorar la escena le estaba cantando sevillanas rocieras con un nivel de decibelios que probablemente causara una sordera permanente en la chica.
Cuando llegué lo miré con los ojos desencajados. Él se dio cuenta en seguida, sabía que algo no iba bien y se vino a hacer como que me ayudaba con el hielo.
-¿Qué paza?
-Cómo te has puesto hijoputa. Callar y asentir.
-Por curpa der hielo. Sumuerto.
La adorable amante de Benedetti estaba con las manos puestas en el regazo sin saber que hacer. Yo rompí el hielo con un par de bromas pero aquella escena había matado las ilusiones de la madrileña y su deseo de estar el año siguiente viendo en el Falla a su amante.
Todo estaba perdido. La mentira había acabado allí mismo.
La prima hizo entonces una jugada maestra.
-Dedos de nabo, me voy a llevá a las niñas ar pueblo que le voy a presentá a lo niño. Quearse ustede 4 aquí.
Yo lo vi claro.
-Aquí ya molestamos. Vámonos a mi casa y nos tomamos algo allí.
La mía se levantó como un resorte para iniciar el camino a casa pero la de Dedos de nabo estaba dubitativa, miraba a las que se iban al pueblo con cara de resignación. Finalmente accedió.
Cuando llegamos a casa todo fue rápido. Puse cuatro copas, cuando fui a la cocina por el hielo vino mi amante y me enganchó por banda y nos arrastramos hasta la habitación. Dedos de nabo y la suya se quedaban en una situación incómoda.
Saldríamos a la hora o así. Fui a la cocina a beber agua y, esperando ver una escena de terror me asomé al salón.
Para mi sorpresa Dedos de nabo estaba hablando y la madrileña, justo a su lado, descojonándose de risa con sus historias. Sonreí, al menos no había ido a más la cosa y se iba a acabar la noche con buen rollo.
Después de estar otra hora más allí los cuatro las acompañamos a casa de la prima e iniciamos el camino de vuelta andando.
-Mira que te lo había dicho cabrón, tenías una oportunidad de oro.
-Me la chupao.
-¿Cómo???? -Me quedé parado en mitad de la carretera en una noche de verano con los ojos como un cernícalo.
-Ma dicho que había estao mu raro to la noche y que no zabía que me pazaba. La dicho la verdad. Que la había hablao tú porque yo soy mu bruto y no liba gustá.
Yo me llevé las manos a la cabeza.
-Antonce ma dicho que a ella le daba iguá fino o bruto y ma preguntao que quería con ella.
-¿Y qué le has dicho?
-Que me chupara er nabo como zi fuera er huezo una ciruela.
En aquella solitaria carretera de pueblo, de madrugada, solté la que, probablemente, fuera la carcajada más grande que he dado desde que estoy vivo.
La mancha de una mora con otra verde se quita.
Las segundas oportunidades.