Alves era un quiero y no puedo... Fue creciendo arropado por un equipo que ni de coña estaba en una situación peor que la de ahora. No confundamos la situación económica del club o sus objetivos, con la dinámica deportiva de los equipos. Aquel era un equipo compacto, con una competitividad tremenda, con ganas de crecer, futbolistas con hambre y con compromiso y con un líder determinadamente claro y al que todos seguían, que era Joaquín Caparros. Ni de coña aquel equipo tenia una situación peor que la de ahora. Era un equipo ideal para crecer, donde se tenían muy claritos los pasos a seguir y donde, importante esto, no existía la presión que existe hoy sobre el equipo. Sólo hay que ver la evolución que tuvo, tanto él como el equipo.
Igual no nos acordamos pero Alves cometía cagadas increíbles partido tras partido. Pérdidas que se transformaban en manos a manos y en ocasiones en gol del contrario, no ganaba ningún duelo individual, nunca estaba en su sitio... Si eso sucede hoy en día, en la situación actual del equipo, nadie lo sustenta, te lo aseguro.
Pero es que incluso, si me voy más cerca a Lenglet o incluso Koundé, también lo tendrían mucho mas dificil. Las cosas no se gestionan igual en un contexto de tranquilidad y de dinámica global positiva, que un entorno en el que todo es un manojo de nervios, un drama continuo y donde cualquier error conlleva el riesgo de perder un partido en el que nos jugamos la vida.
Igual no nos acordamos pero Alves cometía cagadas increíbles partido tras partido. Pérdidas que se transformaban en manos a manos y en ocasiones en gol del contrario, no ganaba ningún duelo individual, nunca estaba en su sitio... Si eso sucede hoy en día, en la situación actual del equipo, nadie lo sustenta, te lo aseguro.
Pero es que incluso, si me voy más cerca a Lenglet o incluso Koundé, también lo tendrían mucho mas dificil. Las cosas no se gestionan igual en un contexto de tranquilidad y de dinámica global positiva, que un entorno en el que todo es un manojo de nervios, un drama continuo y donde cualquier error conlleva el riesgo de perder un partido en el que nos jugamos la vida.