Me gustaría que el jugador estuviera 5 años más aquí, tuviera una crisis matrimonial y se separara de su mujer. Por un lío de papeles, que la mujer se quede con casi toda su fortuna y él entre en una mala época donde el club llega a ofrecerle un puesto para recuperarse económicamente.
Franco no se adapta y un día decide dar las gracias al club e intentar recuperar su vida y tomar las riendas de la misma.
Años más tarde, con niños que terminan la ESO y no recuerdan quien era este jugador, Arrocha hace un trabajo de investigación y vuelve a traer a la palestra a esta vieja gloria sevillista.
Arrocha, a lo Callejeros, aparece en un bar en Marqués de Pikman, en la puerta, con letras blancas sobre fondo rojo se puede leer un cartel descolorido que reza, Bar El Caño.
En la puerta, Arrocha se encuentra con varios parroquianos, les pregunta por el dueño del Bar El Caño. Los parroquianos, sorprendidos, le dicen que ellos ese bar no lo conocen, que para ellos ese rincón era El Mudo.
-A mi mujer le digo que me voy al caño y se cree que me voy a Los Morales de la calle Arroyo, para nosotros este rincón se llama El Mudo.
-Eso miarma, niña me voy pal mudo.
Arrocha entra en el bar, uno de los entrevistados le señala con el dedo una esquina, y allí, sentado, con 97 kilos de peso, una camisa con un lamparón de aceite como una rodaja de chope y un pelo inmerecido para su edad, se encuentra Franco "El Mudo" Vázquez.
Éste lo ve venir de lejos, lo reconoce, y a medida que el canario se acerca con su micro, se le va encendiendo la mirada y apareciendo una sonrisa en la boca.
Se le vienen a la mente todas esas tardes de gloria en el Sánchez-Pizjuán y justo medio segundo antes de que el entrevistador lo alcance, se pone de pie, esperándolo, ve una tapón de corcho de Barbadillo en el suelo que se encuentra entre ambos y acercándose a la vez al tapón y a Arrocha le dice "toma" y con leve movimiento con el exterior de su pierna zurda le hace un caño espectacular que despierta la algarabía entre los presentes, escuchandose de fondo un grito "¡Otro! Ya van cinco hoy"
-Todavía lo tienes mudo.
-Nunca lo he perdido.