¿Se ha mencionado ya que el rendimiento ofrecido por Mendilibar supone un torpedo en la línea de flotación de la teoría vendecolchil de
@Rumbo Europa?
¡Al contrario!
José Luis Mendilibar es un perfecto ejemplo ilustrativo de la realidad: los entrenadores son, en el mejor de los casos, gente cuyo principal cometido es no meter la pata y esperar a que su figura no se convierta, por lo que sea, en un problema o lastre tal y como le ocurrió a su predecesor euskaldun. Por no hablar del chalado de Casilda, quien se dedicó a desquiciar al plantel.
Un abuelete entrañable, con éxitos y fracasos casi a partes iguales en su currículo, un don nadie a sus años; ha logrado que toquemos plata y una media de puntos en liga muy buena. Si eso no es el botón de muestra más grande mi teoría...
Los entrenadores aportan muy poco valor añadido en el plano técnico-táctico (labor simple y fácilmente imitable) aunque -sin necesariamente aportar- son bastante importantes en el área psicológica y de gestión de grupos. A menudo basta con no meter la pata y rezar porque el grupo de jugadores, por si solo, sea un vestuario unido y con ganas.
José Luis Mendilibar tendrá también su ocaso en nuestra entidad y la gente lo achacará a un sinfín de motivos, la mayoría espurios, y quedará atrás esta fase. Y él, como buen entendedor y tipo capaz, lo sabe y lo ha declarado varias veces. Él sabe que hoy es alguien que es la hostia pero que mañana será el malo de la película. Ni una cosa ni la otra: positivo con negativo igual a cero. No un cero, pero casi: eso son los entrenadores.