He entrado en este hilo a ver cómo cotizaba el sevigi que lo uso entre poco y nada y me encuentro ¡6 páginas! que me había perdido miserablemente. Lo refloto y de paso cuento alguna de abuelo cebolleta.
Junto al río con una italiana, cuando aquello era una selva, y en María Luisa con una de aquí, por la noche. Entonces vivía con mis padres. Al rato, en ambas ocasiones, ramas agitándose alrededor a unos metros de distancia. Mirones everywhere. Aunque peor fue en la sierra, por El Ronquillo. Un campo donde no había nadie en dos kms a la redonda. Echar una toalla al suelo, ponerme a empujar con mi novia y dos minutos después, no más, nos pasa un nota por el lado andando tranquilo como quien está mirando colonias en el Corte Inglés. Nos saludamos, el tío siguió adelante y se perdió en el follaje, dónde si no. Algo así debió ocurrirle al que inventó lo de Nunca estarás solo.
En el lado bueno, sin llegar a nivel sevigi ni de lejos pero digno de recordar (para mí): salía con una malagueña buenísima. En un garito de la Alfalfa apareció una belga o austriaca o de por ahí con ojazos azules que me había enrollado semanas antes. Empezó a decir y repetir lo guapa que es mi novia y al poco me dice al oído si me gustaría un trío. Nunca tuve una erección tan inmediata. Convencimos a mi chavala sin insistir demasiado, venga pruébalo, no sabes lo que te pierdes etc. Cogimos un taxi (ya vivía solo) y en 0,2 en la cama en pelotas. La guiri estaba más interesada en mi novia que en otra cosa, pero os podéis imaginar lo mucho que me importó.
Hay más que voy recordando a medida que escribo, pero para levantar esto de momento basta.
Y recordad, queridos niños: abusar de la droga es malo, abusar del alcohol es malo, abusar del sexo es difícil.