Me ha encantado esta semana de derby: Sin ruido hasta el jueves por el duelo europeo (aplastante victoria 2-5) y profanación de Heliópolis como de costumbre (1-2), calentitos, para casa, y un lunes lo más normal y corriente del mundo donde hablar de fútbol es un tabú.
Si en un mundo paralelo e irreal la situación fuera inversa, creo que aún estaría escuchándose las bocinas de los coches.